sábado, 4 de octubre de 2008

El gato de Botero



Apuesto que cuando Fernando llego a Barcelona en 1952 de su natal Medellin nunca se imagino que su gato terminaria en la Rambla del Raval.Luego de varios traslados, con muchos ronroneos y garrazos al pasear por estos lares por fin ha llegado al Raval para estar rodeado de niños.Seguramente si este gato pudiera hablar nos narraría infinitas historias entorno a sus 16 años de vida por las calles catalanas.Tendria muchos recuerdos buenos y malos,tristes y alegres gracias al sol.Inclusive, nos podria narrar como a pesar de ser regordete ultimamente ha bajado de peso debido a su ansiedad por la crisis inmobiliaria.Nos invitaria copa de cava, y nos regalaria un tempranillo con el pretexto de estar cansado del mismo sabor.Nos recomendaria portar un paraguas y tomarnos unas cervezas en el bar Marsella, el mas antiguo de la ciudad.Con melancolia, relataría sus años mozos mirando al mar en las olimpiadas,sus entrañables amoríos con las gatas catalanas y hasta sus expediciones a las fiestas erasmus.Para finalizar, nos pediría que lo volvamos a visitar, ya que a pesar de estar siempre rodeado de gente,necesita compañia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡que chevere gato! y que bacán que la estés pasando bien François. Cuídate mucho