te escribo ya que me encuentro algo alterado. Las últimas semanas he notado que no te preocupas demasiado por mí, que pasas de largo y ya no me engríes como lo hacías antes. No se exactamente lo que sucede, supongo que será algo momentáneo, ¿te has enamorado?, ¿estás con muchos estudios y estudios?, ¿el trabajo te tiene loco? o que será, no tienes tiempo, sólo quieres salir, comer chocolate y chocolate, viajar e ir a la playa. La verdad la vida tiene muchas cosas más importantes que esa. No importa demasiado la razón, pero si las consecuencias. ¿Dónde quedaron esas épocas en las cuales las delicias surcaban mi espacio?. ¿Dónde están las ensaimadas, la carne de cerdo, de res, ¿Donde ha quedado el entrecot que tantas alegrías te ha traído?. Y es más, agradezco a tus amigos y en especial a Daniela por animarte a preparar platos más elaborados, con calma y tino. Recuerdas lo que me invitaste una noche de sabado en el piso de tu amigo Marco, La carbonada!!! Sí, eso es vida amigo mío. Pues espero realmente que retomes esas antiguas constumbres que tantos días magníficos me han brindado. No puedo concebir semanas y semanas con pasta y carne. Sé que te encanta el sabor pero ya es suficiente , joder!. Además, también entiendo que ames las espinacas y hortalizas, pero no me contentan ya que no tienen nada de sabor!!! Lo que yo te pido (por ser justicia) es un rico chicharrón con su cevichito, bien picante acompañado de su rica chicah morada. Espero que atiendas mis peticiones, por que ya sabes que estaré a tu lado por años y años hasta que cumplas los 100 por lo menos. Al menos comprate un buen vino y unos chocolates para esta semana. Recibe saludos del estómago. Atentamente
Este jueves he recibido la primera clase de mi último cuatrimestre (el cuarto) de la maestría en Ingeniería Estructural en la Universidad Politécnica de Catalunya que estoy cursando. Ese hecho, por sí mismo, no representa una gran alegría. Mi alegría se centra en que he notado que estoy migrando de etapa en la vida. Todos estos años de estudio previos me han servido de preparación o entrenamiento para poder estar en forma, adquirir físico y madurez. Ahora siento que ya he alcanzado la suficiente preparación en mi rama y puedo comenzar, con plena certeza, mi periodo de formación. Debo señalar que he necesitado muchos años de constante aprendizaje, lecturas, resúmenes, proyección de ideas, innumerables cálculos estructurales, diseño de diferentes obras en diferentes materiales constitutivos para diferentes lugares del mundo; pero esto solo ha marcado el inicio del ciclo. Ahora, al momento de comprometerme con un texto, un artículo o un proyecto estructural en general, lo veo de diferente manera, con otros ojos, con otros aires. He de comenzar a estudiar, a partir de este día, lo que realmente me permitirá formarme como persona, ingeniero y ciudadano de este planeta, no de este u otro país, sino del planeta tierra en conjunto. A partir de ahora es necesario destinar mucho tiempo a la decantación de ideas surgidas por opiniones, he de elegir la base de mi nutrición para poder sembrar hortalizas en mi mente con el objetivo de digerirlas en los próximos años. No sé cuánto tiempo durará mi etapa de formación, pero no me causa la menor preocupación. Al contrario, he de disfrutar no el llegar a la cumbre de la montaña, sino todo el camino que hay que recorrer para ello.
Me siento muy contento por este anuncio que me hago a mí mismo, me hace recordar a los poemas de Walt Whitman en “Song of Myself” que leí el verano pasado. Me siento muy ilusionado y lleno de esperanza. Es importante rescatar que todo esto no hubiera sido posible sin mi familia, mis amigos, mi amor y mucha voluntad.
El hambre que siento por rescatar nuevas historias, tanto en el ámbito de la ingeniería, como en lo personal, me servirá para mantener mi objetivo, el servicio a la sociedad. No es fácil lograr todo lo que te propones, pero si comienzas con el fin en la mente, al cabo de unos años habrás conseguido tus metas o sentirás que vas por el buen camino. Siento que ha sido como escalar una cadena de un barco en un mar fiero, pero eso ha sido solo el comienzo. He de renovar mi compromiso con la escritura, la gente, la literatura, la música…el mundo.
Tal vez en algunos años, en algún lugar, en algunas circunstancias me permita volver a escribir anunciando una nueva sensación, la llegada de otra etapa. Pero eso solo será posible si continuamos trabajando con el sol de nuestro lado.
No recuerdo haber tenido la experiencia previa de una espera tan larga y duradera como toda una vida. Creo que nadie en mi vida me ha enseñado como esperar, que hay que hacer para esperar, como reaccionar ante una espera o al menos poder identificar la verdadera razón que me hace esperar. Usualmente no suelo esperar, sé que tiendo a ser impaciente con mi tiempo y hasta ansioso. Tampoco me gusta que me esperen. Es curioso, pero así es.
La espera representa lo opuesto a la lucha con el tiempo. Al fin y al cabo, incluye esperanzas, de la llegada de un ser amado, de un objeto o de cualquier cosa que mitigue nuestras necesidades fundamentales.
Muchas veces he escuchado por parte de varios amigos y familiares su incomodidad por la espera. No me he tomado el tiempo necesario para analizar cuando positiva puede ser una experiencia producto de la esperanza, esta esperanza que te mantiene vivo te permite seguir respirando, navegando y buceando por las aguas de la vida.
Esperar no tiene nada de malo, sigues viviendo cuando esperas. Sucede que estamos acostumbrados a la vorágine del tiempo y su paso infatigable por los días y minutos. Espero poder esperar de ahora en adelante con más calma, disfrutando del momento, sin pensar demasiado en lo que sucederá, dejándome llevar por el tiempo, como si se tratase de una actividad común y corriente. Esperaré, sé que esperaré.
Usualmente los lunes son unos dias muy lentos, por el inicio de la semana o por el termino de algunas actividades del fin de semana. En estas fechas he descubierto que no hay nada comparado a la prolongación del fin de semana con la meva noia. Claro, asi nos peleemos o discutamos nuestros puntos de vista tan diferentes y tan cercanos. En fin, como decía mi papá muchas veces: c'est la vie!