Grito aledaño
Si el cielo pudiera escucharme
grabaría tu nombre en las nubes
sentado en una banca soleada
una mañana de octubre
Si el mar pudiera escucharme
suspiraría incansablemente
jugando con su blanca espuma
acariciando ola tras ola
Si la tierra pudiera escucharme
nacerían cadenas de montañas
dividiendo el firmamento
en el horizonte lejano
Si los hombres pudieran escucharme
bailarían al compás de mis canciones
con haces de luz en el corazón
con la respiración contenida
con palabras y versos al viento
con sonrisas aladas
con vida en el alma y espíritu.
Tenerife 15/10/10
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