miércoles, 28 de abril de 2010

Miércoles 28 de Abril, luego del Barça- Inter

Se llegó el gran día, el día de la luna llena, el día de las caras largas por el carrer de Consell de Cent, el día de la amargura, el día de la desilusión. El colectivo se alistaba desde tempranas horas a presenciar la “remuntada”. Pero no fue así, no se lograron los dos goles que eran necesarios y la cita en Madrid se ha perdido para la eternidad.

¿Qué es el Barça? ¿Es realmente “més que un club”?. En mi memoria llevo continuas discusiones, comentarios, alegrías semana a semana, algún profesor explicando el “futbol total” y haciendo analogías con el cálculo estructural. “Un jugador no sólo debe ser un jugador ni un guerrero, debe serlo todo”; por tanto un ingeniero no sólo debe ser un ingeniero, sino un agente social.

Tarde o temprano todos sabíamos que iba a llegar este día. Sucede que nadie se atrevía a pronosticarlo. La esperanza esta muchas veces acompañada por la añoranza. Ayer leía que a una mujer de ahora 30 años, le negaron el permiso para pasar un verano en la casa de una amiga suya que tenía piscina cuando era una adolescente (13 años). Luego de esa negación, ha tenido muchas piscinas, pero ninguna la ha disfrutado como la oportunidad negada. Así mismo, las esperanzas, las añoranzas y los sueños tienen su época. Si se llegan a concretar durante este tiempo, hemos de tener cuidado al soñar. De lo contrario, podríamos pasarnos añorando para siempre un deseo incumplido.

En mi memoria llevo guardado, un gesto de mis padres al comprarme un regalo. Fue un muñeco de los Caballeros del Zodiaco de banday. Costaron caro, pero gracias a mi empeño me lo compraron y cuan feliz fui en ese momento. También recuerdo mi pelota de futbol Mikasa, blanca con líneas rojas. De pequeño recuerdo mucho haber recibido un helicóptero verde con negro de juguete. Otra cosa que atesoraré toda mi vida, será la primera clase de literatura que me impartió mi padre, cuando odiaba esta asignatura y gracias a él, disfruto hoy de ella como un niño. Mención aparte tendrá mi skyte negro, mi buzola Gotcha que la perdí una tarde olvidada en la calle Jose Galvez. También me viene a la memoria mi Walkman amarillo con radio incluido. Porque no mencionar mi cama y un armario de madera que recibí a los 16 años. Algo que recientemente he agradecido maravillado ha sido mi chalina de alpaca que gentilmente me regaló mi papá para combatir los vientos del norte. Todas estas cosas son materiales, existen innumerables gestos que tranquilamente los podría citar como “regalos de la vida”.

Mañana será otro día, otro día más en el camino de la vida.


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