Arranca el mundial. Al parecer no hay mucha expectativa en mi entorno, pero por mi lado sí que la hay. Últimamente ando con la cabeza no sé en donde, con el cuerpo más para allá que para acá y con el alma algo cansada. Espero poder gozar de mucho futbol, buenas jugadas y algo de brillo. Creo que necesito eso, brillo…el brillo del sol, de las nubes del viento.
Ayer por la noche me preguntaron sobre mi fin de semana anterior y no sabía que contar. Al parecer he hecho muchas cosas pero no las tengo grabadas en mi mente o será que las quiero olvidar a propósito. No importa, hoy es otro día y tenemos que seguir cabalgando la vida tomando las riendas del día a día.
A partir de hoy trabajaré sólo 4 horas en el despacho con el que colaboro. Por un lado me permitirá concentrarme en finalizar mi tesina y estudiar algunos contenidos que tengo pendientes. También tendré más tiempo libre para “vivir” y si el clima me acompaña no habrá tiempo mejor invertido que en el deporte o los viajes. Claro, contaré con menos ingresos a partir de la fecha, pero no hay problema…la fragilidad del mercado me ha preparado para este momento que lo asumo con tranquilidad. Como decía al comienzo, el hecho de estar últimamente con mi cabeza en otro planeta me ha hecho esperar cualquier cosa del día a día. No sé cómo pero te vuelves un poco insensible. Ya no te sorprenden las hojas de los árboles, ni la lluvia, ni el paso del tiempo, ni un helado de chocolate. Es hora de renovarnos y no caer en la rutina ni el aburrimiento. Gracias a Dios hoy tengo una nueva oportunidad de hacer que el paso de mi vida sea un paso agradable o al menos suave y con paz. Sé que seguiré luchando cada día, cada hora y prometo que no dejaré de tocar la guitarra, cantar canciones, ir a conciertos, nadar en el mar, salir, correr, saltar, gritar, beber, comer y hacer todo lo que me plazca. Bienvenida la nueva oportunidad.
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