domingo, 14 de noviembre de 2010

De cómo tu hermano menor se hizo un hombre.












Aún recuerdo en mi memoria cuando lo vi en casa por primera vez. Era tan pequeñito que casi no pesaba. Su llegada me cautivó y no tardó en ganarse mi cariño con sus risas tan graciosas. Al poco tiempo lo encontraba sentado jugando con sus juguetes o sobre la mesa comiendo mote de trigo puro feliz como una lombriz. Recuerdo que le gustaban los paseos en carro, en combi o en lo que fuese. Se veía que tenía el ímpetu recargado y a fuerza interior de un comandante. Luego vino su carro de juguete, las salidas al parque y el jardín. Recuerdo cuando salía peinado tipo pan francés, con su lonchera y listo para aprender. Nunca olvidaré cuando comenzó a ir al colegio, ese gran paso, cuando aprendió a leer y a sumar, cuando armábamos compecabezas en casa por horas y horas, cuando jugábamos ajedrez, cuando me miraba a los ojos mientras yo le explicaba algo nuevo, cuando me escuchaba tocar guitarra, cuando lo sentaba a estudiar algunas sumas con casinos de la misma manera como yo aprendí en mis épocas, cuando salíamos a jugar básquet en la canchita de casa, cuando jugábamos carnavales y nos bañábamos todo en casa incluido las visitas o los inquilinos que teníamos al alcance, cuando me veía reunido con mis amigos de la universidad o del colegio en casa y el llegaba y se ponía a conversar con todos ellos, cuando nos contaba día tras día en los almuerzos la lectura del día anterior que tenía asignada, cuando nos reíamos de un cumpleaños, cuando pedía una ensalada sólo para él al comer pollo a la brasa con toda la familia, cuando iba a verme a mi colegio, cuando yo iba a verlo a su colegio, cuando me visitó en Lima y ya no vivía en casa, cuando yo lo visitaba desde a Trujillo y compartíamos todo, cuando nos metimos a la piscina con ropa, cuando nos reíamos de nuestros chistes, cuando ordenábamos el estudio, cuando nos quedábamos solos en casa y se comía lo que yo cocinaba, cuando lo vi creciendo y comenzó a viajar, cuando se formó a pulso el físico y las ganas de vivir que ahora tiene, todo eso y muchísimas cosas más han marcado la vida de mi querido hermano menor que hoy día postula a la universidad. Esto al parecer no hace más que empezar y mi intención no es más que volcar mis recuerdos y memorias en una reseña. Seguramente ingrese o tal vez no lo haga, eso no depende de mí y no es lo más importante. La vida que hay detrás de esos ojos de gato y las ganas de vivir son el motivo que me lleva a escribir esto. Te deseo mucha suerte, aunque conociéndote sé que lograrás todo lo que te propones. Hermano tengo tantas ganas de abrazarte que debes prepararte para cuando eso llegue porque se partirán tus huesos. Mucha suerte desde mi corazón Eduloco.

2 comentarios:

kevin dijo...

azuuu algunas kosas no sabia de el..!!
pero el restO si lo se..
cuando bienes Franco para jugar basket kon mi hemano..ahmm

no te preocupes por el... sta kon su mejOr amigo! yo lo cuidO jajajaja xD!
ajajhajha cdt pues Franco k bueno k este bn aia!

kevin!

hamdal dijo...

que lindo la forma que te has expresado de tu hermano menor. Es realmente algo lindo ver como alguien tan pequeño, tan chiquito y tan frágil, ahora sea todo un adulto que tome sus decisiones y vaya formando su propio destino.