Permíteme dar un paso en tu corazón
para aliviarte las penas.
Déjame volar a tu lado
siguiendo el camino de las estrellas.
Permíteme acercarme tanto...
tanto que pueda tocar tus entrañas.
Cruzaremos tres mares y
descenderemos las más altas montañas.
Permíteme ser tu pan y tu alabanza,
tu sombra día tras día.
Déjame tomarte en mis brazos
al sonido de las campanas.
Permíteme gritar tu nombre
en el silencio de mi ventana.
No hace falta un llanto,
tan solo el eco del sol de cada mañana.
Y crecerán azucenas en los campos más amargos,
Y la lluvia caerá acariciando los tejados,
Y allá en lo alto del cielo, junto a tu lado
Los dioses recordarán no haber amado tanto.
Barcelona 28 de Septiembre del 2009
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