Al llegar a Bruselas recuerdo muchos pensamientos pasar por mi cabeza. Era nuestro 4to día de viaje y el subir a un nuevo tren de alta velocidad me parecía emocionante. Recuerdo haber pensado mucho en como el hombre ha podido desarrollarse tanto, tanto que ahora puedes estar una mañana en París y luego de 2 horas de viaje llegar hasta Bruselas cómodamente y sin riesgo.
Esta ciudad, pequeña per con una arquitectura hermosa, nos acogió en la casa de Jean, un belga muy simpático que nos llevó a una cena con sus amigos. Grande fue la sorpresa de nosotros al enterarnos que uno de ellos estudiaba español y por parte de ellos no fue menor sorpresa ver un par de peruanos que no tocaban quena, sino que hablaban francés como ellos. Y si a eso sumamos que eran profesionales, ingeniero y abogada, la sorpresa fue mayor aún. Recuerdo mucho en esa cena, los helados del postre. Una delicia. No debo dejar de regresar a Bruselas para comer helados y un buen chocolate.
Casi lo olvido, pero como era verano, según yo no iba a necesitar ninguna chompa. Craso error. Ya en París el tiempo no era como Barcelona, así que me tuve que ver obligado a comprarme una chompa de Bruxelles que hasta ahora conservo.
Bienvenidos a la tierra de Tintín!!
Flores para mi mamá
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