La llegada a República Checa fue genial. Recuerdo que el couchsurfer que nos hospedó fue muy amable y conversamos muchísimo, aprendimos algunas cosas de su cultura y hasta tratamos de decir algunas palabras en checo. El buen clima nos permitió recorrer las orillas del Moldava, el río que atraviesa la ciudad. Las vistas son preciosas en esta ciudad, el ambiente lleno de música y colores, el dancing building o edificio bailarín, el castillo, los pintores en la orilla del rio, todo esto hizo que nuestro paseo por Praga fuese una experiencia única que espero pueda repetir.
Recuerdo también que visitamos el museo de Frank Kafka. Así mismo, subimos de día y de noche al castillo para tener una vista de la ciudad diferente.
Esta ciudad como capital, tiene una población de un poco más de un millón de habitantes. En la baja Edad media, durante el reinado de Carlos IV (hay un puente que lleva su nombre en el centro de la ciudad donde se concentra la parte bohemia), la posición de Praga como encrucijada de Europa favoreció que se convirtiera en una ciudad majestuosa, más grande que París o Londres. En el siglo XVI accedieron al poder los Habsburgo austríacos, quienes construirían muchos palacios y jardines barrocos. Algunos de aquellos palacios hospedan ahora importantes museos y galerías (la historia se repite en casi todas las ciudades importantes de Europa como por ejemplo en Florencia y la galería de los oficios o Uffizi).
En esta ciudad sí que hay muchos muñecos y títeres!!!
Tributo a Julio Verne
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